domingo, 20 de febrero de 2011

DIABETES Y CÁNCER

• Un estudio realizado por investigadores del Centro médico (MC) de la Universidad Erasmus de Rotterdam, publicado en la edición de junio 2008 de la revista “Hepatology”, señaló que la diabetes duplicaba el riesgo de cáncer de hígado en los pacientes de hepatitis C crónica que tenían fibrosis avanzada o cirrosis. La investigación encontró una tendencia hacia un mayor riesgo de cáncer de hígado a medida que se incrementaban los niveles de glucosa en ayunas.

viernes, 18 de febrero de 2011

Controle su diabetes en el trabajo



No podemos dejar de enfatizar que tener diabetes no le impide tener una vida activa y productiva. También en el trabajo. La ley de estadounidenses con discapacidades (Americans with Disabilities Act – ADA) lo protege. Esta ley protege sus derechos durante la entrevista de trabajo y después de que lo contraten.
Su empleador le puede preguntar si:
• Necesita descansos para tomar su medicina.
• Necesita un lugar privado para medirse el nivel de glucosa en la sangre e inyectarse insulina
• Necesita un lugar para descansar hasta que su nivel de azúcar en la sangre sea normal.
Su empleador no puede decirles a otras personas que usted tiene diabetes a menos que:
• Le pida a un supervisor que le ayude en lo que necesite.
• Les diga a los proveedores de primeros auxilios en caso de una emergencia.
• Les pida a las oficinas que cumplan lo que estipulan la Ley de estadounidenses con discapacidades y otras leyes.
• Para propósitos de seguro médico o compensación para trabajadores.
No se olvide de llevar una dieta saludable. Entérese de cómo comer bien en el trabajo.

jueves, 17 de febrero de 2011

Consejos para hacer deportes, con diabetes



• Planifica tu entrenamiento. Como cualquier deportista, debes salir a hacer ejercicio con las ideas claras acerca de la duración e intensidad del entrenamiento.
• Practica ejercicio regularmente, preferentemente aeróbico. Y todos los días. La rutina en tu vida también incluye tus entrenamientos.
• Verifica la glucemia antes, durante y después de hacer deporte.
• Evita hacer deporte en el momento de mayor acción de la insulina.
• Si vas a hacer ejercicio durante más de 45 minutos, toma un suplemento de carbohidratos.

• Empieza a practicar deporte de forma gradual.
• Intenta ejercitarte a la misma hora cada día, así podrás calcular la dieta y la medicación con más exactitud.
• Procura no realizar cambios de ritmo bruscos y llevar un ritmo constante.
• Si eres diabético insulino dependiente, debes aprender a disminuir las unidades de insulina, antes del ejercicio, según la duración y condiciones. Suele llegar a reducirse a la mitad, en poco tiempo de entrenamiento.
• Es muy recomendable llevar una placa identificativa o una pegatina en la que se informe que eres diabético. Te puede salvar la vida en caso de mareo por hipoglucemia.
• No te olvides de que el ejercicio no reemplaza a la dieta ni a la medicación. Debes llevar un control médico periódico y tener una buena relación con tu médico para controlar la enfermedad.
• Cuida tus pies. Los diabéticos que presentan neuropatía en las extremidades inferiores deben evitar las heridas y lesiones que puede producir el calzado deportivo. Es preferible evitar carreras largas o realizar ciclismo o natación en estos casos.
• Aprende a escuchar a tu cuerpo. Olvídate de sufrir a la hora de hacer deporte, recuerda que eres una persona con una enfermedad y cuídate un poco más

miércoles, 16 de febrero de 2011

PREOCUPACIONES SOBRE LA DIABETES


Es importante que los pacientes comprendan que compartir con su médico las preocupaciones que puedan tener en asuntos sexuales los ayudará a que puedan resolver y determinar las causas y tratar los problemas con la debida medida.

Mujeres:
El control de diabetes puede ser afectado por el ciclo menstrual y la toma de anticonceptivos. Todas las decisiones relacionadas con el embarazo o la menopausia deben considerar la diabetes.
Cuando los niveles de glucosa permanecen altos a lo largo de periodos extendidos, los nervios o la circulación de la sangre a los órganos sexuales pueden quedar afectados. Y esto, sin lugar a dudas, puede interferir con su función sexual. Consulte a su especialista por técnicas que la ayuden a evitar estos problemas.
Otro de los casos, es el de aquellas mujeres diabéticas que sufren un control de la vejiga deficiente, o lo que se denomina una vejiga neurogénica. Para prevenir problemas de esta condición es aconsejable que vacíen la vejiga antes y después del sexo. Esto también la ayudará a prevenir infecciones vaginales.

Hombres:
La mayor preocupación está relacionada con la impotencia. Deben charlar con su médico para manejar los niveles de ansiedad relacionados con esta posibilidad. Deje de lado los prejuicios, y ante la menor duda transmita su preocupación. Muchas veces sólo se necesita la palabra de quienes saben y no teorizar acerca de cuestiones que desconoce.

domingo, 13 de febrero de 2011

POR QUÉ LA DIABETES NO TIENE CURA

Antes de que podamos entender por qué dicen que la diabetes es incurable debemos entender qué es la diabetes y por qué se origina.
La diabetes es un problema relacionado directamente con la baja producción de insulina de nuestro cuerpo, la insulina la produce de forma natural nuestro cuerpo y en la cantidad exacta, produce nada más lo que necesitamos, el órgano encargado de esta labor de producción de insulina es el páncreas.
La insulina la necesitamos para transportar y convertir la glucosa en energía, misma que se gasta al realizar cualquier actividad física durante el día.
El problema comienza cuando consumimos más azúcar de la que necesita el cuerpo, por que toda esa azúcar necesita ser transportada y convertida en energía y además necita ser gastada atreves del ejercicio, para eso se necesita mayor producción de insulina, y nuestro cuerpo sabio comienza a producirla, recordemos que el encargado de esta producción es el páncreas, así es que en pocas palabras lo ponemos a trabar como a si fuera un esclavo, y no conformes con eso todavía no somos capaces de alimentarlo correcta mente. ¡Pobre páncreas!, teniendo un panceras trabajando a este ritmo es lógico que en poco tiempo se canse, se deteriore y comience a realizar su labor mas lentamente, y si seguimos consumiendo la misma cantidad de azucares, es entonces cuando el cuerpo comienza asentirse sin energía, a la falta de energía el cerebro la asocia con la falta de alimentos y sobre todo de alimentos que contengan azucares, por eso al diabético se le antoja comer cosas dulces, y si lo hace es peor para el, aunque si no lo hace la ansiedad aumenta, es entonces cuando el diabético decide ir al medico quien después de checar su ni bel de glucosa, le la muchas explicaciones al paciente, como su dieta ,(tema que trataremos mas adelante) los cuidados que debe tener, ahora con su nueva vida de diabético, porque le dice, esta es una enfermedad que puede controlarse muy bien pero es incurable , y le receta pastillas que no es otra cosa que insulina tomada para suplir la que ya ha dejado de producir el páncreas o en el peor de los casos que es pero no se el suyo comienza a inyectarle la insulina, y es aquí precisamente donde radica lo incurable de la enfermedad, dese cuenta que lo que acabo de mencionar es mas o menos lo que sucede en el consultorio medico, el doctor le hace entender que su cuerpo necesita insulina, y es verdad solo que hay otra forma de corregir esa deficiencia y no la mencionan siquiera, y no es un problema del medico que a usted la o lo atiende es un problema de la ciencia medica en general y un gran negocio de la industria farmacéutica, a esta industria no le interesa la solución a sus problemas de salud, lo que le interesa es su dinero, estoy de acuerdo que existen medicamentos buenos y necesarios, pero no estoy de acuerdo en tener que depender de ellos, ellos buscan atoada costa que usted dependa de los medicamentos para lograr mas ganancias.
No pretendo hacer mucha critica puesto que este blog fue echo para que usted encuentre soluciones no corajes, que aumenten su nivel de glucosa, pero creo necesario lo anterior para poder entender la razón por la que la diabetes así como otros males del cuerpo hayan sido catalogados como incurables, una cosa es que el medico no sepa como cúrala y otra muy diferente que sea incurable, no creo en ninguna enfermedad, y menos aun creo que sean incurables, mas bien creo que son un perfecto invento para un buen negocio.
La diabetes en si no la cura la medicina, porque no han querido buscar la solución donde se origina, el páncreas, nuca he escuchado ni siquiera en la televisión que están investigando la solución a este problema, mas bien he visto nacer un sin numero de productos que ayudan al diabético llevar una mejor calidad de vida haciendo que la persona que tiene este problema de salud crea y se resigne a que vivirá todos sus días con este padecimiento, hay clínicas donde hasta hacen club de diabéticos. A usted que esta leyendo esta información yo lo invito a que no se resigne y busque otras alternativas partiendo desde el origen su páncreas.
Por hoy es todo me despido deseándole mucha y muy buena salud.
En la próxima publicación veremos como si pude ser curada la diabetes, y además mencionaremos algunos casos de personas que después de haberles diagnosticado diabetes hoy gozan de una perfecta salud sin tener que depender de medicamentos.

viernes, 11 de febrero de 2011

Diabetes y amor

(relato de un diabético)
A pesar de que la diabetes es una seria y debilitadora enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, yo he llegado a los cincuenta sin conocer a nadie que la padeciera. Eso cambió de repente una noche de primavera el año pasado cuando conocí a M. en un local de moda de una capital del sur de Europa. Antes de aquella noche yo, como tanta otra gente, tan solo tenía una vaga noción de lo que significaba tener diabetes o de lo que implicaba para las personas que la padecían, pero tenía la impresión de que se trataba de uno de tantos problemas de salud que hace ya tiempo que están bien controlados por la medicina moderna, y por lo tanto prácticamente no le había prestado atención.
Aunque en ese momento lo ignoraba, aquel encuentro con M. iba a cambiar todo eso radicalmente. La diabetes pasaría desde entonces a ser una conocida, si bien angustiosa compañera de nuestra incipiente relación, hasta el punto de que en la actualidad siento que mi amor está íntimamente ligado a la enfermedad, o más bien a la fortaleza y diligencia necesaria para su control, así como también al a veces confuso equilibrio entre resignación y valor, entre enfado y sensación de impotencia, entre tenacidad y abandono, sentimientos que cualquier enfermedad desencadena. Aunque resultaría ingenuo sostener que la diabetes fue en algún modo responsable del romance que tuvo lugar a continuación, de igual manera sería simplista ignorar o descartar la sutil pero palpable influencia que esta afección ejerce sobre la persona, por no decir la personalidad de M. y cómo no, sobre la evolución posterior de nuestra relación. Eso sin contar con mi ambivalente reacción a las necesidades que el cuidado diario de esa condición impone.
Mi encuentro con M. no fue fortuito. Llevábamos varias semanas disfrutando de una intrigante y casi anónima correspondencia escrita, y nuestro encuentro aquella noche fue el primero que mantuvimos cara a cara. Para entonces conocíamos nuestra manera de pensar respecto a infinidad de temas que van desde el amor, la amistad y el sexo, hasta la cultura, la política y la espiritualidad, mucho más de lo que la mayor parte de la gente llega a conocer incluso tras meses de conversación íntima. Paradójicamente, poco sabíamos de los detalles cotidianos de la vida de cada uno.
De modo que desde el principio nuestra amistad se desarrolló en sentido inverso a lo que suele ser la trayectoria habitual de la mayoría de las amistades, que comienzan con el recuento poco a poco de datos esenciales y básicos de la vida del otro para continuar profundizando en el conocimiento sobre la manera de pensar, los miedos y deseos más íntimos del otro.
Recuerdo claramente el momento en que descubrí que M. tenía diabetes: tras unas copas y algo de conversación decidimos ir a cenar a un restaurante cercano, de modo que caminamos, un tanto nerviosos, por las animadas e iluminadas calles del centro histórico de la ciudad. Charlábamos acerca de nuestras vidas recientes, de nuestra situación actual, comentando brevemente los motivos que nos habían empujado a buscarnos el uno al otro. Para cuando hubimos encontrado el restaurante y nos disponíamos a cenar, nuestros temores iniciales se habían disipado y la conversación había llegado a un estado de relativa relajación, si bien para nuestros adentros seguíamos preguntándonos si la pasión contenida de nuestra larga correspondencia escrita se matendría tras el salto hacia ese nuevo y extraño terreno del contacto físico.
Examinamos el menú y el camarero nos tomó nota. Una vez el vino estuvo servido, M. abrió su bolso y extrajo una pequeña bolsa, de la que sacó una jeringa. Le quitó la caperuza, ajustó la dosis y procedió a inyectarse. Todo esto, con la naturalidad de alguien que está muy acostumbrado a hacerlo. Cuando M. descubrió en mi cara mi mal disimulado asombro, inmediatamente me explicó que era diabética. Así transcurrió mi primera exposición a lo que terminaría formando parte de un repertorio familiar de rituales diarios. En ese momento, y tras la sorpresa inicial, rápidamente registré el detalle y casi tan rápidamente como lo registré lo olvidé. Parecía un gesto sencillo, tan sencillo como una inyección aparentemente indolora. Daba la sensación de que era algo que no requería mucha atención, era como si estuviera sometida a un tratamiento que aunque continuado, no resultaba muy importante o serio.
Y hasta cierto punto, desde fuera parecería que es así. Pero solo desde fuera.
El siguiente contacto que recuerdo con esta dolencia (ese término impersonal, como tantos referidos a enfermedades, pronto adquiriría un carácter más íntimo que reclamaría un apodo más personal: la dolencia de M., la enfermedad de M.) tuvo lugar pocos días después de nuestra primera cita, durante una pequeña fiesta que di con motivo de mi cumpleaños. En ella había bastante alcohol y comida apetitosa, cosas ambas que debieron hacer a M. caer en la tentación, ya que alrededor de media noche desapareció. La encontré momentos después tendida sobre mi cama con los ojos cerrados, pálida y respirando irregularmente. En la medida que pudo me explicó que estaba sufriendo una hipoglucemia, probablemente a causa del consumo excesivo de alcohol. De repente el pánico se apoderó de mí y de golpe también comprendí la seriedad del problema al que M. se enfrentaba, la vulnerabilidad y el riesgo al que estaba sujeta. Hice lo que pude en ese momento, lo cual por supuesto no era mucho, y a medida que se iba recuperando me di cuenta de que iba a tener que empezar a formular preguntas y a aprender tanto como pudiera acerca de la diabetes.
También entonces fui consciente de que su estado de salud constituiría una parte ineludible de cualquiera que fuera la relación que mantuviéramos más allá de lo superficial. Si ciertamente nos proponíamos compartir nuestras vidas, la diabetes ya no podría permanecer el resto de su vida como solamente 'su' enfermedad. Ahora yo necesitaba intentar ver el mundo con los ojos de alguien como ella y como otros en su misma situación, esto es, desde la perspectiva de quien sufre una discapacidad. Una discapacidad con una lógica propia, que puede aliviarse hasta cierta medida a través del ejercicio de una conciencia extremadamente racional respecto al propio cuerpo, con una vigilancia constante de su estado físico en todo momento.
Muchos de los rituales diarios que cualquier persona sin diabetes ni se para a pensar, o que lleva a cabo de manera automática o con un mínimo de atención, son actividades que requieren una reflexión muy cuidadosa por parte de aquellos que sufren diabetes. Muy especialmente en lo que concierne a la dieta. Me refiero a que las personas con diabetes deben continuamente tomar decisiones sobre actividades que aun siendo de lo más básico, son aquellas de las que depende su propia vida. La entrega que deben mostrar para llevar a cabo esta tarea interminable es total, ya que los riesgos que corren son muy graves. Para cualquier actividad que emprenden, deben vigilar con frecuencia los niveles de glucosa en la sangre y actuar en consecuencia. Obviamente la sola posibilidad de llevar a cabo estos controles, el hecho de que dispongan de la tecnología que permite esta vigilancia de los índices de glucosa y la auto administración de la insulina es un privilegio reciente (la insulina fue sintetizada por primera vez y utilizada como tratamiento de la diabetes a principios de 1920), es algo de lo que todos los diabéticos deberían ser conscientes y por lo que deberían estar agradecidos.
Esta necesidad de mantener la atención, esta constante alerta respecto al estado del cuerpo, estos continuos ajustes en la dieta, esta permanente percepción y sensibilidad respecto al estado físico de su cuerpo no pueden por más que influir en el carácter. Cada vez que una persona con diabetes se mide el nivel de glucosa en sangre, en el fondo está tomando una decisión existencial sobre su deseo de vivir, sobre su resolución de retar a una enfermedad. La persona con diabetes debe desarrollar y favorecer aquellas facetas de su personalidad que puede que tan solo existan en potencia, facetas que para los que no tienen diabetes pueden permanecer latentes, pero que ellos deben activar para no morir. No se trata del tipo de tarea que puede empezarse y continuar hasta que se ha completado, para después descansar con la sensación de satisfacción que proporciona el haber completado una tarea difícil con éxito: esta particular tarea nunca está completa. Cualquier sentimiento de agotamiento, frustración, aburrimiento, angustia o resistencia deben dejarse a un lado, al menos hasta que hayan tomado la decisión de medirse, comer o inyectarse, según sea el caso, y hayan ejecutado la tarea correspondiente. Se trata de una constante presión interna que provoca exigencias emocionales que ni siquiera una persona en íntima relación con la persona diabética puede imaginar ni de lejos. Cuando al resto se nos permite relajarnos, ellos deben permanecer atentos.
Desde antaño se pensaba que las enfermedades graves conferían a los que las padecían un elevado sentido de espiritualidad. Enfermedades tales como la tuberculosis o la epilepsia se asociaban históricamente a una elevada sensibilidad mental, especialmente durante el siglo 19, cuando se pensaba que esas dolencias eran en parte responsables del genio de artistas como Chopin, Keats, Lord Byron, las hermanas Brontë, Dostoyevsky, Van Gogh, Nietzsche o Kafka, cada uno de los cuales eran víctimas de una o de la otra. Asimismo ciertas experiencias religiosas extremas han sido relacionadas con la enfermedad, en concreto las de San Pablo y Santa Teresa a los que presuntamente se les atribuía epilepsia. Esa conexión entre padecer cierta enfermedad y poseer un elevado sentido de la vida y de la muerte ha sido estudiado a fondo por el escritor alemán Thomas Mann en su genial novela "La Montaña Mágica" en la que habla del desarrollo moral y espiritual de un joven durante los siete años que trató su tuberculosis en un sanatorio en las montañas de los Alpes suizos.
La diabetes comparte con la tuberculosis y la epilepsia esa cualidad de enfermedad crónica. Es decir, actúa como un constante e íntimo recordatorio de nuestra mortalidad, de la increíble fragilidad de la estructura física que nos permite vivir, que nos permite seguir viviendo contra cualquier eventualidad. Ese tener siempre presente la ineludible fragilidad interna es diferente a cualquier otra clase de conocimiento o certeza. Esa conciencia representa un orden de vulnerabilidad enteramente diferente a aquellos peligros que nos acechan a los demás, pero presumiblemente más allá de los límites de nuestros cuerpos.
El sentimiento de aislamiento que esta experiencia debe imponer sobre la persona diabética, aunque tanto la sociedad como el propio paciente lo pasen por alto, quizá sea algo que no está siempre presente, pero tampoco desaparece por mucho tiempo. Incluso el amor es incapaz de liberarles de su angustia, sin embargo probablemente goza de un poder especial para mitigarla.
A pesar de que todavía no comprendo del todo los detalles de la enfermedad ni el modo en que afectan a M en el día a día, y puede que nunca llegue a comprenderlos, he aprendido a reconocer algunos de sus efectos y me he acostumbrado a ayudarle a esquivar la distracción que algunos rituales y esfuerzos amorosos muy a menudo ocasionan, recordando a M frecuentemente, por ejemplo cuando es hora de medir sus niveles de glucosa en sangre.
El sexo era otra faceta que reservaba sorpresas para mí. Todavía recuerdo la primera vez que, mientras hacíamos el amor M. de repente paró y dijo: "tengo que comer, ahora". Pensé que estaba de broma. Pronto me acostumbré a esas sorprendentes, si bien breves interrupciones. Incluso ella estaba sorprendida de lo mucho que nuestra actividad sexual influía en sus niveles de glucosa, la cual con frecuencia la dejaba agotada y con la necesidad de una ingestión inmediata de hidratos de carbono. En cuanto a mí, descubrí que el sabor y el aroma que desprendía su piel, su saliva cuando nos besábamos, su sudor y otros humores sexuales eran excepcionalmente dulces, cosa que me excitaba de un modo que nunca antes había experimentado.
Mucho después me enteré de que un arqueólogo alemán, Georg Ebers, en 1872 descubrió que en un papiro del antiguo Egipto fechado en 1550 a.c. se describía un tratamiento para la "micción excesiva", mención que es considerada la primera referencia histórica de la diabetes. También leí que en la antigüedad los doctores hindúes fueron los primeros en darse cuenta de que las moscas y las hormigas se sentían atraídas por la orina dulce de los pacientes con esta enfermedad, por lo que le dieron el término de "orina de miel". Fue el médico inglés William Cullen quien en 1769 añadió el término 'mellitus' - miel en latín- al nombre de diabetes. Siete años más tarde, su colega Matthew Dobson comprobó que la sangre y la orina de las personas con diabetes contenía altos niveles de azúcar.
La diabetes, al igual que todas las enfermedades graves, convierte las más destacadas cuestiones filosóficas en preocupaciones de carácter íntimo. Mientras que la mayoría de nosotros funcionamos a niveles de vitalidad distintos según sea nuestro estado de ánimo, nuestras circunstancias, nuestro estado psicológico, y que varía según estemos contentos, deprimidos, tristes o angustiados, las personas con diabetes no pueden permitirse el lujo de ignorar o suspender las actividades más básicas ni siquiera por períodos de tiempo muy cortos. Deben comer regularmente, incluso cuando están deprimidos o simplemente inapetentes. No pueden permitir que ni la tristeza ni la alegría les distraiga de la dura realidad de padecer su enfermedad. A menudo, cuando tienen un episodio de hipoglucemia no son capaces de pensar con claridad porque su cerebro no dispone de glucosa suficiente para funcionar con normalidad. En medio de esa confusión mental muchas veces no se dan cuenta de lo que está sucediendo y no saben qué medidas tienen que tomar para salir adelante y sobrevivir.
Una extraña y en cierto modo inquietante consecuencia de esta vulnerabilidad, de este limitado pero real control que los diabéticos ejercen sobre sus funciones vitales, es que tienen al alcance de su mano, tan cerca como la jeringa en su bolsillo, los medios para poner fin para siempre a su relativo sufrimiento. Sé que M. es consciente de este hecho e imagino que también ha pasado por la mente de muchos otros diabéticos en más de una ocasión.

El amor es siempre una aventura, y en su sentido más profundo es el viaje y al mismo tiempo el destino. La diabetes, como tantas otras dolencias, no es estática sino dinámica; cambia y evoluciona tanto a nivel personal, dependiendo de las circunstancias particulares de aquellos que la padecen - donde viven, qué edad tienen, de qué medios disponen para su tratamiento - como a nivel histórico, a medida que se avanza en el descubrimiento de sus mecanismos y métodos de tratamiento. Parecería que nos encontramos a las puertas de grandes avances en ese sentido, tanto para comprender los orígenes genéticos de la enfermedad como para descubrir nuevos tratamientos. Mientras tanto, para aquellos de nosotros que sólo torpemente y en cierto modo ignorantes, acompañamos a quienes sufren la enfermedad, el amor tiene que guiar tanto nuestra comprensión como su coraje.

martes, 8 de febrero de 2011

Normas dietéticas para diabéticos


¡
NORMAS DIETÉTICAS

Alimentos que no se deben tomar: Azúcar en cualquiera de sus formas. Miel, mermeladas o jaleas. Frutas muy dulces. Zumos de fruta envasados con azúcar. Bebidas refrescantes dulces elaboradas con azúcar. Bebidas alcohólicas dulces.
Alimentos que deben evitarse: Los elaborados con harinas refinadas, como pan blanco, masas y pastas italianas, croquetas y salsa bechamel.
Alimentos recomendables: Elaborados con harina integral. Verduras. Frutas no muy dulces. Patatas. Legumbres. Carnes, pescados, huevos. Cereales integrales.
Alimentos a tomar con cautelas: Alcoholes y grasas.


Los alimentos ricos en hidratos de carbono jamás dejarán de tomarse cuando se está en tratamiento. Los alimentos pesados en crudo, descontando piel, hueso, espina, etc. Cocinados a la plancha, asados, vapor. Sólo usar aceites vegetales, oliva. Se puede condimentar con limón, laurel, mostaza, ajo, pimentón. Usar discretamente edulcorantes como sacarina o aspartano. No usar alimentos con el epígrafe de “especiales para diabéticos”.



CONSUMOS SEMANALES: 3.500 cc de leche o derivados. Verduras todos los días. Frutas todos los días, moderadamente. Legumbres DOS veces por semana (lentejas, judías, garbanzos). Pasta, DOS veces por semana. Arroz, UNA vez a la semana. Carne, pescado o huevo diariamente (más pescado y carne, preferiblemente, de pollo, pavo, pato o codorniz)


DIETA 1500 CALORÍAS:

DESAYUNO: 200 cc leche desnatada o 2 yogures. 40 gr de pan o 4 galletas.
MEDIA MAÑANA: 20 gr pan, 335 gr jamón o queso.
COMIDA: --300 gr verduras crudas o cocinadas.
--Legumbre 60gr o Pasta 45 gr. O Arroz 45 gr. O Patatas 150 gr
--Pan 20 gr
--Pescado 100 gr o Carne 75 gr. o 2 Huevos.
--200 gr de manzana, pera, kiwi, melocotón, naranja, mandarina
o 100 gr plátano, uva o higo
o 300 gr melón, sandía o fresa.
MERIENDA: 200 CC Leche o 2 Yogures.
Pan 20 gr o 2 galletas o 100 gr fruta
CENA: 300 gr verduras crudas o cocinadas
Y, en general, igual que en la comida.

domingo, 6 de febrero de 2011

Diabetes es causa de amputaciones



En el marco del Día Mundial contra de la Diabetes el Instituto Mexicano del Seguro Social, reveló que la diabetes, generada por la obesidad y los hábitos nocivos, es la primera causa de amputaciones no traumáticas y también ocupa el primer lugar como causa de invalidez por ceguera y pérdida de miembros.

Max Elguezabal Mendoza, director de la Clínica 7 del IMSS, reconoció que se conmemora el Día Mundial de la Diabetes preocupados por la alta incidencia de casos que afectan a la población de la Región Centro. Destacó que en consulta, únicamente de Medicina Familiar, la diabetes mellitus ocupa el segundo lugar.

Recordó que como parte de las acciones encaminadas a hacer frente a esta pandemia, se abrirá en breve, en el área de consulta externa, los dos primeros consultorios especializados en diabetes, cuya principal característica será la atención integral a los pacientes con esta enfermedad.

Y es que reconoció que es muy bajo el número de personas diabéticas que llevan realmente un control, que les permita evitar complicaciones que los lleven a la amputación de extremidades o ceguera.

Explicó que estos consultorios se pusieron en marcha gracias a un programa creado con el objetivo de ofrecer un manejo integral al paciente diabético, con la participación de un equipo multidisciplinario conformado por médico, enfermera, nutrióloga y un representante de trabajo social.

Sostuvo que entre los principales logros que se pretenden obtener con este proyecto está el cambio de conducta de los pacientes, a fin de que acepten su enfermedad, la conozcan y sean corresponsables en el autocuidado de su salud.

Dijo que es importante destacar que el consultorio especializado en diabetes, además de medir la glucosa, observará otros aspectos como las mediciones de lípidos, proteínas, peso y perímetro abdominal.

Precisó que mediante esta nueva modalidad se buscará prevenir las complicaciones derivadas de la enfermedad.

sábado, 5 de febrero de 2011

Diabéticos, sí, pero felices y muy bien informados

Diabéticos, sí, pero felices y muy bien informados

No es fácil atraer la atención de los diabéticos mayores pero sí de los padres y madres de los pequeños afectados por la enfermedad.

¿Cómo ser un niño feliz padeciendo la diabetes?. Fácil: tomando parte del denso programa de actividades y cursos organizado por la Asociación de Diabéticos de Melilla (Adimel) que preside Joaquín Rosa, una de las instituciones -a nivel nacional- que mayor reconocimiento obtiene de la Federación de Asociaciones de Diabéticos de España y que presta atención especial, en el caso melillense, a los más pequeños.

No es fácil atraer la atención de los diabéticos mayores pero sí de los padres y madres de los pequeños afectados por la enfermedad. El secreto: "enseñarles a vivir con la diabetes sin complejos, haciéndoles entender desde edades tempranas que son chavales tan normales como cualquier niño y que, sólo cuidando la salud, el ejercicio físico y la higiene, no hay diferencias entre unos y otros", manifiesta Rosa.

Cada viernes, diabéticos y familiares van a la sede de Adimel, realizan meriendas saludables, intercambian experiencias, participan en talleres y reciben conferencias de facultativos voluntarios de la institución. Son dos decenas de chavales melillenses que atraviesan el umbral de la sede con gesto feliz. Saben que, divirtiéndose, van a ganar en salud y algo más porque cada año viajan a Arcos de la Frontera con destino a un centro especializado en el que conviven con diabéticos -niños, también- procedentes de todas las comunidades españolas.

Rosa, que de estadísticas también entiende, afirma que, por norma general, el 10 por ciento de la población es diabética. Muchos de ellos y ellas ni lo saben. Ello quiere decir que, por ejemplo, en Melilla, sabiéndolo o no, 7.000 personas están afectadas por la enfermedad. "Y más diría yo porque los servicios sanitarios de la ciudad no sólo atienden a residentes sino a enfermos procedentes de Marruecos", aclara el presidente.

jueves, 3 de febrero de 2011

CONVENIENCIA DE COMUNICARNOS LOS HALLAZGOS

Los médicos del seguro están obligados a dedicarnos TAN SÓLO 5 minutos a cada paciente, de manera que hacen por nosotros lo único que pueden: RECETAR MÁS Y MÁS PASTILLAS.

Yo tomo 12 pastillas al día y me gustaría tomar menos, porque sospecho que tanta química dentro de mi cuerpo debe de tener algún efecto nocivo a la larga. Por ello, en verano me atrevo a reducir algo el tratamiento mediante la artimaña siguiente. Voy a la playa un poco antes del atardecer y paso HORA Y MEDIA DENTRO DEL AGUA. Me mido la glucosa antes de salir para la playa y al volver. Invariablemente, la cuenta de glucosa de reduce a la mitad o menos; en ocasiones, me baja a menos de 70. Como sé que al cenar me subirá, no hago nada para contrarrestar la hipoglucemia.

Este tipo de experiencia y trucos deberíamos poder comunicárnosla entre nosotros.

PARA ELLO HA SIDO CREADO ESTE BLOG.

Si quieres contar tu experiencia de diabético, y que la publiquemos aquí, escribe a

webretratos@gmail.com

miércoles, 2 de febrero de 2011

Diabéticos, sí, pero felices y muy bien informados


(de Facebook)
No es fácil atraer la atención de los diabéticos mayores pero sí de los padres y madres de los pequeños afectados por la enfermedad.

¿Cómo ser un niño feliz padeciendo la diabetes?. Fácil: tomando parte del denso programa de actividades y cursos organizado por la Asociación de Diabéticos de Melilla (Adimel) que preside Joaquín Rosa, una de las instituciones -a nivel nacional- que mayor reconocimiento obtiene de la Federación de Asociaciones de Diabéticos de España y que presta atención especial, en el caso melillense, a los más pequeños.
- Autor: SRV

No es fácil atraer la atención de los diabéticos mayores pero sí de los padres y madres de los pequeños afectados por la enfermedad. El secreto: "enseñarles a vivir con la diabetes sin complejos, haciéndoles entender desde edades tempranas que son chavales tan normales como cualquier niño y que, sólo cuidando la salud, el ejercicio físico y la higiene, no hay diferencias entre unos y otros", manifiesta Rosa.
- Autor: SRV

Cada viernes, diabéticos y familiares van a la sede de Adimel, realizan meriendas saludables, intercambian experiencias, participan en talleres y reciben conferencias de facultativos voluntarios de la institución. Son dos decenas de chavales melillenses que atraviesan el umbral de la sede con gesto feliz. Saben que, divirtiéndose, van a ganar en salud y algo más porque cada año viajan a Arcos de la Frontera con destino a un centro especializado en el que conviven con diabéticos -niños, también- procedentes de todas las comunidades españolas.
- Autor: SRV


Rosa, que de estadísticas también entiende, afirma que, por norma general, el 10 por ciento de la población es diabética. Muchos de ellos y ellas ni lo saben. Ello quiere decir que en Melilla, sabiéndolo o no, 7.000 personas están afectadas por la enfermedad. "Y más diría yo porque los servicios sanitarios de la ciudad no sólo atienden a residentes sino a enfermos procedentes de Marruecos", aclara el presidente.
- Autor: SRV

Adimel subsiste -acaso 'sobrevive'- gracias a la colaboración de las diferentes administraciones públicas: "Colaboramos con el Ingesa, pero sobre todo con la Ciudad Autónoma. Decir que tenemos abiertas las puertas de todas las consejerías no sería exagerar y esa colaboración hace posible que 20 niños y sus correspondientes familias estén debidamente atendidos e informados".

En noviembre, la familia diabética de Melilla volverá a celebrar el Día Mundia de la Diabetes y lo hará satisfecha de lo conseguido en los últimos 12 meses "pero sin autocomplacencia y sin perder el carácter reivindicativo de nuestra asociación. Sólo la sonrisa de un niño diabético merece el trabajo de todos quienes trabajamos desinteresadamente para Adimel".

martes, 1 de febrero de 2011

¿DIVERSIÓN, OPORTUNIDAD O DRAMA?




Somos millones los diabéticos. Recibimos consejos y directrices muy contradictorias. Algunos tienen la osadía de prometernos la curación.

¿No creen que sería conveniente que los diabéticos nos comunicásemos entre nosotros nuestras experiencias y descubrimientos?

El día a día nos da la oportunbidsad de darnos cuenta de cuestiones que no siempre nos indican los médicos. Por ejemplo, yo he descubierto que nadando media hora, y permaneciendo en toital una hora dentro de la piscina o el mar, mi cuenta de glucosa desciende estrepitosamente. Mas ningún médico me ha aconsejado JAMÁS nadar. Me atiborran de medicamentos, pero yo creo que la Seguridad Social ahorraría mucho dinero indicándonos métodos naturales para hacer que páncrfeas trabaje con mayor efectividad.

Si ustedes consideran que vale la pena que los diabéticos nos comuniquemos, ESCRIBAN A:
antoniocala@gmail.com