jueves, 24 de noviembre de 2011

Un atleta que venció a sus rivales y a la diabetes



Ese flaco y fibroso porteño de 32 años que todos los días corre no menos de quince kilómetros por la Costanera Sur a pesar de ser insulino dependiente. Todo un coleccionista de copas; trofeos y medallas que atesora en su hogar de Catalinas Sur, Gabriel Sepúlveda obtuvo el sábado 12 de abril su título más preciado porque debutó como integrante del equipo solidario Bandera al Cielo en la Vuelta de Florianópolis donde junto a otros seis atletas diabéticos corrieron los 150 kilómetros de este ultramaratón brasilero donde arribaron 44º entre 311 equipos y 14º entre los 240 de su categoría.

Convencido que la actividad física mejora la calidad de vida de las personas con diabetes, se sumó a las filas de Diabesport y su gesta benéfica que impulsa la ONG Organización Interamericana para el Desarrollo (OID) para recabar datos e información que ayuden en la lucha contra esta patología que afecta a 246 millones de personas. "Me diagnosticaron diabetes en julio de 2002 cuando fui al médico porque me sentía muy mal, tenía un coma diabético de 720 de azúcar y me internaron en el sanatorio Güemes pero, al mes de haberme dado el alta, gané la clasificación general de la prueba integración de seis kilómetros del medio maratón de Buenos Aires", le explicó Sepúlveda a Eldepornauta.com. En su diálogo con nuestro editor Fernando Horowitz, consideró que el ultramaratón brasilero fue una de los desafíos más exigentes que le tocó enfrentar ya que "después de correr trece kilómetros a una velocidad de tres minutos y medio para cada mil metros, se me vinieron encima el tramo más complicado de este circuito fueron once kilómetros en subida donde tuve la única baja pero la corregí enseguida al ingerir glucosa, las mediciones siempre estuvieron dentro de los valores normales previstos".

Esposo de Marisol y padre de Fernando, un chico de seis años al que espera ver dentro de las pistas, comenzó a correr bajo la guía técnica de Raúl López; pasó por las filas de Luis Flecha y su tocayo Martínez hasta que estos últimos cinco años tuvo de maestro a Toribio Gutiérrez, uno de los mejores maratonistas de la historia argentina. "Entreno en los momentos libres que me deja mi trabajo, soy gastronómico en el restaurant Esquina Carlos Gardel en pleno corazón del barrio del Abasto, tengo un total respaldo de mi gremio UTHGRA, ellos me dieron la medicación; las tiras y todo lo necesario tanto para el tratamiento de la diabetes como para poder correr, esto es importante no sólo por lo material sino también en lo anímico que es un factor clave a nivel deportivo", afirmó quien también lucirá los colores de Bandera al Cielo en el medio maratón del 11 de mayo en los bosques de Palermo donde intentará bajar su récord personal de una hora y dieciséis minutos.

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