domingo, 20 de octubre de 2013

FÚTBOL PARA CONTROLAR LA DIABETES.


Los campeonatos pasan, pero la pasión futbolera se queda, así como los beneficios que este deporte pueden dar a tu vida. Este popular deporte, capaz de movilizar masas hasta en lugares muy escondidos del planeta, es un gran aliado en el combate de la obesidad, el sobrepeso y la Diabetes. Incluso, puede ser mucho más saludable que correr, pues se disfruta más, cansa menos y se padecen menos dolores musculares.
Jugar un partido de futbol entre amigos te permite quemar más grasa y ganar más masa muscular que salir a correr, como lo ha demostrado una investigación de científicos de la Universidad de Copenhague, Dinamarca.
Los expertos estudiaron a 37 personas sanas, de entre 31 y 33 años de edad, que fueron divididos en dos grupos: unos jugaron futbol y otros corrieron, durante 12 semanas, por una hora, tres veces a la semana.
Para medir su esfuerzo, se les colocaron monitores de ritmo cardiaco en el pecho y se compararon muestras de su sangre y tejido muscular, tomadas antes y después de cada partido de futbol o carrera.
El estudio descubrió que los corredores perdieron un 2% de grasa, mientras los futbolistas perdieron un 3.7%, es decir, casi el doble de grasa. Además, en los corredores apenas se modificó su masa muscular, mientras que la de los jugadores de futbol aumentó casi dos kilos.
Además, la investigación mostró que los futbolistas se divierten más, se cansan menos que los que practican running o carrera y no piensan tanto en la fatiga y el dolor muscular, porque disfrutan más del ejercicio que realizan.
Por otra parte, practicar futbol también es benéfico para los huesos, pues con las aceleraciones, desaceleraciones, saltos y torsiones aumenta la construcción de hueso por parte del organismo de los jugadores. Incluso, jugar futbol desde antes de la pubertad favorece el contenido y concentración mineral de los huesos y les da un mayor tamaño, según otro estudio del Dr. José Antonio López Calbet, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
El estudio comparó a dos grupos de personas: uno de futbolistas no profesionales que llevaban 12 años compitiendo, y otro de personas que no hacían deporte habitual. Todos ellos eran de raza blanca, no fumadores y tomaban calcio en las cantidades recomendadas por los Médicos. Así se comprobó el efecto benéfico del futbol sobre los huesos: en los futbolistas aumentó su densidad mineral un 23% en el fémur, en comparación con quienes no hacían deporte, y un 10% en la zona lumbar de la columna vertebral.



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