viernes, 22 de abril de 2011
¿De dónde saco la motivación para hacer ejercicio?
Hoy voy a tocar un tema que de todos es sabido, pero que pocos ponen en práctica: el ejercicio.
En especial, esta vez me dirijo a los diabéticos tipo 2, que van sufriendo cada vez más las secuelas de esta enfermedad, aun sabiendo que la curación de su diabetes está en sus manos, o mejor dicho, en sus bocas y en sus piernas. Cualquiera que haya puesto en duda las sentencias de “incurable” y “para toda la vida” que nos ofrecen de forma tan poco sensible los médicos al comunicarnos que tenemos diabetes, se habrá dado cuenta de que curar la diabetes tipo 2 es posible. Y los dos pilares para conseguirlo de forma natural son una dieta adecuada (para curar la enfermedad, no para mantenerla) y ejercicio físico.
Está bien claro, los médicos alópatas nos lo dicen, los terapeutas naturistas nos lo recomiendan y cualquier blog o página web que hable sobre diabetes también lo sugieren: para un diabético hacer deporte o ejercicio debería ser tan importante como el aire que respira.
Entonces, ¿por qué tan poca gente lo hace? Yo creo que es por dos motivos:
• falta de conocimiento del funcionamiento de su cuerpo y
• falta de motivación.
En cuanto al primero es muy fácil de resolver. Basta con buscar en Google (u otro buscador que os guste más, si eso es posible) como afecta el ejercicio a un diabético, como mejora su funcionamiento, la relación del ejercicio y la insulina, los beneficios generales en el cuerpo… En cuanto sabes lo que beneficia a tu cuerpo, es difícil seguir haciendo lo contrario y tener la conciencia tranquila (de ahí que muchos no quieran ni informarse sobre su cuerpo, para no tener que enfrentarse a su conciencia.)
La falta de motivación es algo más complicado porque se supone que eso sale de uno mismo, y si no sale, es que no está ahí. Es decir, o tengo la motivación o no la tengo.
Ahora mismo se me ocurren dos maneras de incrementar la motivación para decidir hacer ejercicio con regularidad (a ser posible 3 ó 4 veces por semana):
• Por un lado se puede elevar la motivación poniendo en práctica el otro punto; es decir, informándote de lo que le sienta bien a tu cuerpo y lo que le perjudica. Eso solo ya debería ser suficiente para mantenerte motivado y dispuesto a ser regular en tu ejercicio.
• Por otro lado, se pueden usar “trucos” colaterales para querer pasar un rato al aire libre caminando, corriendo o haciendo la actividad física que más te guste o convenga.
Explico mi caso. Yo odiaba correr (aunque me encantan los deportes como el tenis, fútbol, y en general muchos deportes). No me motivaba salir a la calle a correr yo solo y se me hacía eterno el tiempo que dedicaba a ello. Hasta que en mi último cumpleaños, mi Gran Hermano me regaló un iPod. Pensé que podría aprovechar el tiempo que estoy corriendo para escuchar música o mejor aun (en mi caso) para escuchar entrevistas a gente de éxito en su campo, con lo que aprendo mucho y al ser en inglés, pues también perfecciono mi nivel de entendimiento en inglés. Ahora, estoy deseando que llegue el momento de ir a correr, porque es un momento que disfruto y aprendo.
Como veis solo hay que echarle un poco de imaginación. A los que os dé pereza ir a caminar o correr, os recomiendo que compréis algún tipo de mp3 que podáis llevar con vosotros (y los hay de baratos) y escuchéis algo que os guste mucho, ya sea una emisora de radio en especial, vuestra música favorita, un curso de inglés o cualquier otro idioma, cursos de ventas, marketing, desarrollo personal… Todo eso se puede encontrar en internet, y en muchos sitios los ofrecen gratuitamente.
Espero que encontréis vuestra motivación para salir a la calle o al parque o al gimnasio y empecéis a darle a vuestro cuerpo lo que necesita.
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