miércoles, 25 de septiembre de 2013

SOBRE EL AMOR DE LOS DIABÉTICOS


La diabetes mellitus es una enfermedad del metabolismo en la que el nivel de glucosa en sangre se eleva demasiado por la falta de disponibilidad de insulina para el almacenamiento de glucosa en las células del hígado y los músculos. Se distingue entre diabetes tipo 1 (el cuerpo ya no produce insulina) y diabetes tipo 2 (la producción de insulina no sólo disminuye, sino que el paciente se hace resistente a la insulina).
La diabetes mellitus tipo 1 se desarrolla cuando el paciente es joven y, pudiendo provocar problemas durante la adolescencia cuando el paciente quiera tener relaciones sexuales. Estos niños (enfermos) pueden haber sido educados en un ambiente muy protector teniendo menos posibilidades de experimentar con niños de su misma edad. Lo más deseable es que el niño reciba una educación lo más normal posible en un ambiente en el que el niño tenga suficiente espacio para desarrollarse.
Los jóvenes son muy sensibles a las reglas sociales de sus compañeros y tienen por tanto miedo a ser categorizados como diferentes o a ser rechazados por sus compañeros. Este miedo puede resultar en un aislamiento social, sentimientos de depresión, una autoestima inferior y poca estima del propio cuerpo. Este último sentimiento puede reforzarse por la presencia de marcas en la piel por haberse pinchado o por la presencia de una bomba de insulina. Ya se han ido todos los deseos sexuales. El apoyo y la educación de jóvenes con diabetes es imprescindible para minimizar las consecuencias negativas de la enfermedad.

Diabetes y nervios dañados
Puesto que la diabetes prolongada provoca el daño de los nervios, la mayoría de los problemas sexuales ocurren en la madurez.
Los varones diabéticos señalan con regularidad que experimentan problemas para tener o mantener una erección. La erección se produce por el riego sanguíneo de los cuerpos cavernosos del pene. En diabéticos, los nervios que regulan este riego sanguíneo no funcionan muy bien. Hoy en día se puede eliminar este problema gracias a las pastillas para la erección como Viagra y Cialis. Una alternativa este tipo de pastillas es el uso de inyecciones que dilatan los vasos sanguíneos.
Algunos hombres experimentan dificultades para tener un orgasmo. La estimulación del pene y las áreas de alrededor con un vibrador puede ayudar a que tengan un orgasmo.

Diabetes y la eyaculación retrógrada
Otra disfunción sexual es la eyaculación retrógrada. Por daños en los nervios, el músculo orbicular entre la próstata y la vejiga ya no se cierra bien. Cuando el hombre se corre, el semen no sale por el pene hacia fuera, sino que entra en la vejiga. En si esto no es un problema, el semen saldrá después al orinar. Cuando estos hombres quieran tener hijos, podrán forzar una eyaculación externa teniendo una vejiga extremadamente llena. (El antidepresivo imipramina tiene como efecto secundario que la orina se mantiene dentro de la vejiga, ayudando así a la eyaculación externa) La corrección quirúrgica del músculo orbicular puede ser otra posible solución.

Diabetes y menor apetito sexual
Las mujeres con diabetes indican muy frecuentemente que tienen menos ganas de sexo, y que tienen problemas con la lubricación (el mantener húmeda la vagina antes y después del sexo) así como una disminución del riego sanguíneo de la pared vaginal y de los labios genitales. También la damnificación de las células nerviosas desempeña probablemente un papel importante. En caso de una disminución de lubricación, se puede utilizar un lubricante o saliva durante el sexo. Las mujeres pueden aumentar la intensidad de la estimulación mediante un vibrador, lo que puede aumentar la excitación, probablemente resultando en un mejor riego sanguíneo y lubricación.
Se sospecha que, en mujeres, las quejas suelen estar relacionadas con sentimientos depresivos como consecuencia de la diabetes. Por esta razón, la terapia suele estar enfocada al tratamiento de la depresión y no de la problemática sexual. Sin embargo, la mujer puede indicar que quiere recibir un tratamiento para sus disfunciones sexuales. Esta solicitud conlleva, a veces, a una conversación con un sexólogo que la informa sobre el tema y que corrige las esperanzas irreales, llegando así a un resultado satisfactorio.

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