martes, 10 de septiembre de 2013

LA DIABETES NO ACABA CON EL SEXO


EL MUNDO
A muchos hombres y mujeres con diabetes les va a animar esta noticia. Porque su enfermedad no necesariamente acaba con el sexo. Hasta un 70% de los varones y un 62% de las mujeres de mediana edad o mayores afectados por esta patología mantiene relaciones sexuales dos o tres veces al mes. Es la misma frecuencia que afirman tener las personas con los mismos años pero sin esta enfermedad.

Stacy Tessler Lindua, de la Universidad de Chicago (EEUU), es la autora principal de un estudio que forma parte del llamado Proyecto Nacional de Vida, Salud y Envejecimiento. En él han participado 1.993 adultos de entre 57 y 85 años.

"Los problemas sexuales pueden ser un signo de diabetes o una consecuencia de la misma que suele asociarse a depresión, falta de adherencia al tratamiento y problemas de pareja. Los estudios sobre sexualidad y afectados de diabetes han sido llevados a cabo con muestras pequeñas de pacientes, sin incluir a mayores de 65 años.

Sin embargo, se necesitan datos basados en un número mayor de pacientes para que los especialistas comprendan cómo es el funcionamiento sexual en las personas diagnosticadas o no de la enfermedad", afirman los autores en el último '' Diabetes Care' '.

Esta es una de las razones por las que la doctora Tessler ha llevado a cabo esta investigación en la "que se aportan datos específicos sobre la actividad y el comportamiento y los problemas sexuales de las personas de mediana edad y mayores", indica.

Relaciones frecuentes y satisfactorias

Los científicos realizaron cuestionarios sobre sexualidad (frecuencia de las relaciones en pareja o de la masturbación, problemas con el sexo, capacidad para lograr el orgasmo, entre otras).

Asimismo, se indagó en el estado de salud de los participantes o el tipo de fármacos consumidos. También se realizó una prueba sanguínea para establecer si padecían o no diabetes.

"Basándonos en un análisis de sangre comprobamos que el 47% de los varones padecía diabetes. Un 25% era consciente de tener la enfermedad mientras que un 22% aún no había sido diagnosticado. Asimismo, casi el 40% de las mujeres la padecía(la mitad tenía diagnóstico y la otra mitad no)", comentan los autores.

Los datos revelan que "pese a que la enfermedad se asocia con una elevada inactividad sexual, aquéllos afectados que sí mantienen relaciones lo hacen con una frecuencia y un comportamiento en sus relaciones similar al de las personas sanas", reza el ensayo.

Pese a estas buenas noticias, los autores también han encontrado que la enfermedad, sin embargo, afecta al deseo y a las recompensas de la actividad sexual. Así, los hombres diagnosticados de diabetes fueron más propensos a manifestar una falta de interés por el sexo y experimentar disfunción eréctil o eyaculación precoz que los sanos.

Son ellos (cerca de la mitad) los que en mayor medida consultan con el médico sus problemas sexuales. Ellas, en cambio, los sufren en silencio: sólo una de cada cinco lo comenta con el especialista.

El estudio hace referencia a la masturbación. "Los adultos con diabetes tienden a practicarla menos que los que no padecen la enfermedad".

Para los autores de la investigación es relevante "la elevada prevalencia de disfunción eréctil en los diagnosticados de diabetes (55%) y en los afectados que aún no tenían el dictamen médico (40.5%), en comparación con los varones sanos (32%).

"No tener un diagnóstico de diabetes protege a los individuos de la carga psicológica y el estigma de la enfermedad. La elevada prevalencia dedificultades con el orgasmo en las personas conscientes de su patología sugiere que éstas tienen un carácter predominantemente físico. La disfunción eréctil y la pérdida de interés por el sexo en los hombres con dictamen médico puede deberse en parte a la carga psicológica de la diabetes", determinan los autores.

Para ellos es "fundamental que los médicos pregunten a sus pacientes diabéticos por su vida sexual, especialmente en el caso de las mujeres. La atención a los problemas sexuales potencialmente tratables en personas de mediana edad o mayores mejora su calidad de vida y su adherencia al tratamiento", concluye el trabajo.

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