domingo, 12 de febrero de 2012

Deportistas diabéticos



El control permanente de glucemia es fundamental en los deportistas diabéticos.

Los endocrinólogos aconsejan a los diabéticos que practiquen deporte siempre y cuando sea de forma controlada, se encuentren en buenas condiciones, con los niveles de glucosa en sangre regulados, y sin complicaciones vasculares.



Afortunadamente, la calidad de vida de los diabéticos está dando pasos de gigante. El ejercicio físico (contraindicado de forma absoluta hace unas pocas décadas) no solamente se permite, sino que se ha convertido en una pieza fundamental en el tratamiento integral de la diabetes. La práctica deportiva tiene como consecuencia un incremento en la sensibilidad a la insulina lo cual facilita la entrada de glucosa a las células musculares. De este modo se logra mantener mejor el equilibrio de la glucosa en sangre y existe una menor necesidad de recibir medicación.

No siempre fue tan sencillo. El tenista estadounidense Trabert escandalizó a más de un médico en la década de los 50. En aquellos años, los diabéticos eran considerados enfermos crónicos incapacitados y la práctica de un deporte de competición quedaba descartada. La tenacidad de Trabert le llevó a ganar en dos ocasiones el Open de Estados Unidos y a obtener también la ensaladera de la Copa Davis.

Pero lo más importante es que rompió moldes y consiguió derribar un gran mito: fue el primero en demostrar que los diabéticos podían y debían realizar ejercicio físico, con un control adecuado.

Precisamente, una de las preguntas más habituales de los jóvenes diabéticos se centra en la posibilidad o la conveniencia de hacer deporte. Hoy en día, la respuesta de los endocrinólogos es clara: se autoriza y recomienda la práctica de ejercicio físico de forma controlada siempre y cuando el diabético se encuentre en buen estado, con sus cifras de glucosa en sangre bien reguladas y sin complicaciones vasculares.

Un trabajo publicado en el último The Physician and Sports Medicine ha puesto al día las recomendaciones de ejercicio físico más adecuadas para los diabéticos en función de la severidad de su sintomatología. Colberg y Swain, autores del trabajo, confirman que el ejercicio físico se está convirtiendo ya en una parte fundamental en el tratamiento global de la diabetes. La principal conclusión del trabajo es que el control de la glucemia antes, durante (en deportes en los que sea posible) y después de la práctica deportiva es esencial para el seguimiento de cada diabético.

Caminar o correr de forma suave, sin realizar cambios de ritmo bruscos, es uno de los ejercicios más recomendables para el diabético. Los deportes que utilizan preferentemente el metabolismo aeróbico, es decir, los de resistencia, son los más adecuados. Atletismo (carreras de fondo), ciclismo, natación o remo constituyen los mejores ejemplos, ya que son deportes que no requieren gastos bruscos de energía sino esfuerzos mantenidos. El combustible utilizado en estas actividades suele estar representado por carbohidratos (tanto glucógeno muscular como glucosa de la sangre) y grasas.

El diabético también debe saber que existen algunos deportes prohibidos para él. Éstos serían todos aquéllos en los que la aparición de una eventual hipoglucemia ponga su vida en riesgo. Entre estas actividades contraindicadas figuran la pesca submarina, los deportes de motor, el alpinismo de grandes alturas, el windsurfing o el paracaidismo. En todas ellas, un desmayo originado por una disminución de la glucemia podría tener consecuencias fatales. También quedan descartadas (debido al riesgo de una lesión vascular) los deportes con traumatismos violentos y repetidos, como boxeo o kárate.

La alimentación es otro de los factores claves en el diabético que se decide a hacer deporte. Se debe de evitar el azúcar común (sacarosa), aunque los últimos estudios indican que su consumo moderado no eleva demasiado las cifras de glucosa posteriores a las comidas. Lo realmente importante en la dieta del diabético (como sucede con cualquier otro régimen dietético) es que se logre mantener a largo plazo.

En el caso de los diabéticos de tipo 1 (insulindependientes) adquiere especial importancia la distribución de la ingesta a lo largo del día, para evitar así las situaciones de hipoglucemia. Es recomendable realizar cuatro comidas al día, con un 20% del total de la dieta diaria en el desayuno, un 40% en la comida, un 30% en la cena y el 10% restante justo antes de acostarse.

Para los diabéticos que requieren tratamiento con insulina se acaban de establecer normas muy claras, fruto del trabajo conjunto de la American Diabetes Association y del American College of Sports Medicine. De forma general queda contraindicado el ejercicio físico si el diabético presenta una cifra de glucemia en ayunas superior a 250. Por el contrario, si la cifra es inferior a 100, se autoriza la práctica deportiva siempre que previamente se ingieran carbohidratos.

Prevenir la hipoglucemia
La situación de mayor riesgo que puede sufrir un diabético cuando hace deporte es la hipoglucemia (nivel de glucosa en sangre inferior a 65). Para evitarlo simplemente hay que hacer ejercicio físico cuando los niveles de insulina están en su punto más bajo, es decir, unas cuatro horas después de inyectarse una dosis de acción corta. Es preferible ejercitarse por las mañanas ya que es cuando los niveles de cortisol son más elevados y la glucosa también se mantiene alta. En los diabéticos de tipo 1 es fundamental disponer de carbohidratos para que puedan ser consumidos durante y después de la actividad deportiva. En el ejercicio físico de larga duración se recomienda la ingesta de unos 20 gramos de hidratos de carbono simples (fruta, tabletas de glucosa, caramelos) cada 45 minutos.

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