Pocos individuos con diabetes participan de la actividad física y entre los que la realizan el nivel de intensidad es bajo, hay muchos factores modificables que distraen a los pacientes del ejercicio.
Introducción
Varios metaanálisis demostraron que la actividad física mejora el control glucémico determinado por medio de la hemoglobina glucosilada (HbA1c). Es probable que esa mejoría reduzca las complicaciones microvasculares y que la actividad física disminuya el riesgo de enfermedad cardiovascular, que es la causa más común de muerte entre los pacientes con diabetes.
La inactividad física es factor de riesgo para la enfermedad coronaria y se asocia con incremento en 3 a 4 veces para el riesgo de mortalidad global durante un período de seguimiento de 8 años. Además de reducir las muertes por enfermedad coronaria, la actividad física también mejora el control de la glucemia a través de varios mecanismos, al retrasar la aparición de diabetes y reducir su incidencia y los cuadros clínicos relacionados, como nefropatía, retinopatía, neuropatía, y enfermedad vascular cardíaca y periférica. Varios estudios importantes demostraron que la intervención sobre el estilo de vida, que involucre actividad física moderada en forma regular, reduce significativamente la incidencia de diabetes de tipo 2 además de mejorar el bienestar psicológico y la autoestima.
Sin embargo, estudios recientes demostraron que los adultos con diabetes pueden llevar a cabo menor actividad física que los individuos no diabéticos, que hasta 1/3 de los diabéticos adultos son completamente sedentarios y que solamente 1/3 se ejercitan regularmente.
Si bien se estimula la actividad física, la aceptación a largo plazo es un problema mayor de los programas de ejercicio físico. Muchos pacientes no pueden mantener la motivación para la actividad física hogareña cuando no están en una clase de ejercicios. Los impedimentos personales y medioambientales se han asociado con fracaso en la participación o en el mantenimiento de la actividad física.
Material y métodos
Se entregó un cuestionario a todos los pacientes que concurrieron al Centro de Diabetes del Hospital Ninewells, en Dundee. Los criterios de exclusión fueron la edad menor de 20 años o el manejo inadecuado del idioma inglés.
Una enfermera explicó el objetivo del estudio y se registraron la duración de la diabetes, la forma actual de tratamiento, el nivel de control glucémico por HbA1c y el peso.
La primera parte del cuestionario inquiría acerca de los niveles de actividad física en las últimas 2 semanas, la segunda parte exploraba la psicología subyacente. Los cuestionarios se entregaron a 428 participantes; luego de las exclusiones la muestra quedó integrada por 224 hombres y 182 mujeres. La edad promedio fue de 56.5 años y la duración media de la diabetes de 10 años. El 44% estaban tratados con insulina, el 39% con hipoglucemiantes orales, y el 18% sólo con control de la dieta. Los pacientes cuya diabetes había comenzado antes de los 30 años de edad y que habían iniciado tratamiento con insulina dentro del año del diagnóstico se clasificaron con diabetes tipo 1 y el resto con diabetes tipo 2. La población estudiada estuvo compuesta por 19% de individuos con diabetes tipo 1 y 81% con diabetes tipo 2, cifra que es representativa de la región en su conjunto.
Los datos se presentaron como valores de la media con sus desviaciones estándar y el nivel de p < 0.05 fue considerado estadísticamente significativo para las comparaciones de niveles de actividad; para la comparación de las variables psicológicas se empleó nivel de significación de p < 0.01, debido al gran número de variables comparadas.
Resultados
Una tercera parte del grupo (n = 135) manifestó haber participado de ejercicios, deportes o actividades físicas recreativas en las últimas 2 semanas. Estos pacientes fueron categorizados como "activos" y los 2/3 restantes (n = 271) se categorizaron como "inactivos".
Los activos tendieron a ser más jóvenes, si bien no existieron diferencias en el peso entre los activos y los inactivos. El control glucémico no fue diferente entre los 2 grupos, y tanto en pacientes con diabetes tipo 1 como tipo 2, la actividad no se asoció con la edad o con el peso. En el grupo de pacientes inactivos, los individuos con diabetes tipo 1 fueron significativamente más delgados que los que presentaban diabetes tipo 2, mientras que entre los pacientes activos no se observaron diferencias en los tipos de diabetes.
Entre los pacientes activos con diabetes de tipo 2 (n = 105), el 22% estaban controlados sólo con dieta; el 40%, con hipoglucemiantes orales, y el 38%, con insulina. Entre los individuos inactivos los valores fueron 21%, 52% y 27%, respectivamente.
Las actividades más comunes fueron las caminatas (96%), la jardinería (52%), el ejercicio en general (21%) y la natación (13%).
Se les solicitó a los pacientes que seleccionaran de una lista de eventos si alguno de ellos había causado que efectuaran menos ejercicio del que realizaban previamente. Fueron citados: enfermedad grave (20%), cambio de trabajo (9%), el nacimiento de niños (4%), el desarrollo de diabetes (3%), mudanza (3%), comienzo de primer trabajo (2%), casamiento (2%), separación de pareja (2%) y abandono del hogar (n = 1).
Los pacientes activos fueron menos propensos a pensar que el ejercicio era dificultoso, que la falta de elementos hogareños fuera un obstáculo y que no tuvieran tiempo libre. Los pacientes activos estuvieron más propensos a continuar con la actividad aunque se hallaran cansados o deprimidos o que hubiera algo para ver en la televisión, que el tiempo no fuera bueno, que no tuvieran compañía para el ejercicio, o que tuvieran más episodios de hipoglucemia de lo usual, que los individuos inactivos.
Fue menos probable que los pacientes de menos de 60 años creyeran que el ejercicio vigoroso mejoraría su control diabético en comparación con los mayores de 60 años, ya fueran activos o inactivos. También fue menos probable que los pacientes activos menores de 60 años creyeran que el ejercicio vigoroso les pudiera provocar hipoglucemia en comparación con los mayores de 60 años, tanto entre los individuos inactivos como entre los activos.
Discusión
El presente estudio confirma que los niveles de actividad física son bajos entre la población diabética del Reino Unido, ya que solamente 34% de los pacientes practicaron alguna forma de actividad física dentro de una ventana aleatoria de 2 semanas. Los pacientes activos eran más jóvenes, pero no fueron más delgados ni presentaban mejor control glucémico. La inactividad no se asoció con la forma de tratamiento en la diabetes tipo 2. El nivel de inactividad no mejoró desde 1990 y fue similar al observado recientemente en los EE.UU.
Los pacientes activos con diabetes tipo 2 pudieron, sin embargo, mantener su peso bajo y al mismo nivel que los individuos con diabetes tipo 1, si bien la inactividad parece estar asociada con mayor propensión para la ganancia de peso en la diabetes tipo 2. La circunferencia de la cintura es más sensible para detectar mejorías en la composición corporal desde la masa adiposa hacia la masa muscular que la determinación del peso o del índice de masa corporal. De todas maneras, los autores comentan que no se efectuó determinación de la circunferencia de la cintura en el presente ensayo.
Las caminatas y la jardinería fueron actividades populares. De todas formas, los niveles a los cuales se efectuaron fueron frecuentemente inefectivos para aumentar la frecuencia cardíaca y la respiración.
Estudios previos sugieren que la aceptación a largo plazo es mejor con los consejos individualizados para el estilo de vida, y con el ejercicio de intensidad moderada efectuado en el hogar. Los costos financieros reales para apoyar los mecanismos que permitan a los pacientes participar en niveles útiles de actividad pueden ser mayores que los generalmente reconocidos.
El número de pacientes con diabetes que participaron de la actividad física significativa es decepcionante (34%), señalan los autores, y en muchos de ellos la intensidad fue mínima. Se requieren reuniones locales para considerar la disponibilidad y el costo de los elementos para efectuar ejercicio en la comunidad, y los grupos más organizados pueden colaborar con el apoyo mutuo. Los equipos que trabajan con personas diabéticas necesitan pasar más tiempo aconsejando acerca de los aspectos sociales concernientes a la promoción de la actividad física, además de educar sobre los beneficios de esa actividad para la salud. Es necesario estudiar la participación de psicólogos, fisioterapeutas y fisiólogos del ejercicio dentro del equipo multidisciplinario que controla los individuos diabéticos.
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