miércoles, 11 de mayo de 2011

DIABETES Y NATACIÓN



Con la llegada de la primavera, los días se alargan y la temperatura se eleva. Concurrir al gimnasio o salir a correr alrededor del parque resulta más gravoso y la tentación de abandonar la actividad física se presenta con frecuencia.
Si sabemos de la importancia de la práctica de ejercicio en el paciente diabético: ¿de qué alternativa más agradable podemos valernos? Para no interrumpir esta práctica saludable?
Si pensamos en compatibilizar movimiento, actividad placentera y menores riesgos, sobre todo en presencia de neuropatía o complicaciones vasculares, la natación o la ejercitación en el agua suele ser la respuesta correcta.
Muchos adultos, por distintas circunstancias de la vida (cuestiones económicas, prejuicios, o temores) no se animan ni siquiera a sumergirse en las templadas aguas de un natatorio. Como la mayoría de ellas pueden beneficiarlos casi aun más que a los jóvenes, veamos las ventajas de esta práctica.
Natación y salud
Tanto la natación en sus distintos estilos como la denominada gimnasia acuática o la ejercitación corporal dentro del agua son recursos sumamente útiles para mejorar la función cardíaca, pulmonar, muscular e incluso colaboran eficazmente en la pérdida de peso corporal, problemática de suma importancia en los diabéticos tipo 2. En este sentido, la natación (sobre todo si se encara como práctica sistemática de movimientos) implica un desgaste calórico nada despreciable.
Debido a que el agua ofrece escasa resistencia a la movilidad articular, resulta un medio particularmente apto para aquellas personas con afecciones articulares (artritis o artrosis).
No obstante, como con otras actividades físicas o deportivas, es imprescindible que antes de iniciarlas se efectúe una consulta médica para constatar que se encuentra en condiciones de iniciar la práctica.
Preparados, listos...¡ya!!

Aquí van algunos consejitos y recomendaciones para disfrutar del contacto del agua
1) Es conveniente proveerse un par de ojotas o sandalias plásticas y evitar caminar descalzo por el borde del natatorio o por la playa. Recuerde que el cuidado de los pies es un objetivo importante.
2) Si va a concurrir a una pileta al aire libre, recuerde la necesidad de proteger su piel con pantalla solar resistente al agua. Cualquier quemadura solar implica un riesgo de ampollas o grietas en la piel, que podrían demorar en resolverse e incluso hasta complicarse con alguna infección. Este consejo debe ser tenido en cuenta aun por personas que solían, en el pasado, exponerse al sol sin mayores recaudos: los cambios en la capa de ozono y otras circunstancias pueden hacer que su “resistencia” al sol no sea la misma de antes. El uso de sombrillas o batas de baño o camisolas de tela liviana constituyen también un recurso útil para este fin. No olvide incorporarlas en su equipo playero o en el bolso de ropa para el club.
3) Como sucede en un gimnasio común, es importante que notifique a su entrenador acuático, al profesor de natación o al guardavidas acerca de su condición de diabético. Esta premisa es importante por si deben asistirlo frente a una eventual hipoglucemia u otro contratiempo en el agua.
4) El control de la glucemia, sobre todo en los pacientes diabéticos insulinodependientes, antes de iniciar la práctica también es una medida útil para conocer si es necesaria una colación previa y, de ser así, de qué tipo y en qué momento efectuarla.
Este tipo de controles, no debe ser visto como un obstáculo o impedimento para el disfrute que hemos mencionado. Probablemente, sólo sea necesario en las primeras sesiones de natación, hasta conocer cuál es la reacción del organismo frente al nuevo ejercicio físico.
Como pueden tener lugar hipoglucemias alejadas de la finalización de la actividad, es conveniente, al inicio, controlar la glucemia entre las 6 y 12 horas siguientes.
5) Es aconsejable que junto a los elementos que deja al borde de la piscina o en la orilla del mar o del río (toalla, ojotas, etc.) tenga algunas tabletas de glucosa, terrones de azúcar o alguna bebida dulce para salir del paso rápidamente en caso de que se produzca una hipoglucemia dentro de agua.
6) Por supuesto, y sobre todo si emplea insulina de acción intermedia, no comience la actividad acuática son haber efectuado la comida correspondiente, según el momento del día, y sin haber asegurado una provisión extra de hidratos de carbono complejos (cereales, harinas, etc.).
En síntesis, si piensa en una actividad física diferente y creativa, no olvide la gimnasia acuática o la natación. Si antes nunca tuvo un acercamiento a este tipo de prácticas, no se amilane: siempre se está a tiempo de hacerlo.
Por lo tanto, apunte las recomendaciones precedentes y apréstese a disfrutar una actividad saludable, relajante y placentera.

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